Cuando de alguien no puede citarse
otra virtud que su experiencia, se le está suponiendo un nivel intelectual no
superior al del hombre de cromañón. Esto viene a colación por la apología de la
nada que hace Rajoy cuando apela a votar su experiencia en las elecciones
generales de diciembre. Me gustaría dejar en su sitio lo que es y qué significa
tener esta cualidad.
La experiencia solo puede ser
adquirida en un aspecto de la vida, y es aquel en el que privan las leyes
físicas, que se repiten una y otra vez independientemente del momento, de la
oportunidad y del estado anímico del individuo. Por ejemplo, si ponemos en la
ensalada una hierba de inmejorable aspecto nacida, pero no sembrada, en el
huerto, y a causa de su ingestión se nos despliega una horda de síntomas
gastrointestinales, la experiencia nos permitirá valorar en su justa medida a
esta hierba, bien para no volverla a comer, bien para que en pequeñas dosis
pueda ser utilizada como laxante.
En cualquier otro aspecto de la
vida humana la experiencia es un bluf. La que se le otorga gratuitamente al
anciano, la que se autoconcede en amores aquel que se divorciado cuatro veces,
la del político que cree en la falacia extendida de que el tiempo en un cargo
es sinónimo de infalibilidad; la experiencia en el trabajo será útil si nos
referimos a un trabajo mecánico, carpintero, herrero, fontanero, electricista,
es decir, aquellos que saben que pillarse el dedo con un martillo o tocar dos
cables que llevan corriente de 220v es, en todos los casos, desagradable. Pero
en todo aquello que tenga que ver el intelecto y la razón la experiencia es
vacua.
Cualquier acción suele ser
precedida por una determinación y esta, por un estado de ánimo, por unas
circunstancias y por un momento en el tiempo y en el espacio. Ningún resultado
surgido de una acción de hace veinticinco años, lleva adherida la certeza, ni
tan siquiera la probabilidad de que realizando la misma acción, con los mismos
personajes y escenario los resultados resulten siquiera parecidos.
En política, resulta evidente que
cualquier decisión, ley o acuerdo, puesto que vienen determinados por
condiciones de tal complejidad que jamás volverán a darse, por lo que de poco
sirve la experiencia del mandatario que actuó de esa manera en su momento.
En la Bolsa ocurre lo mismo, si
sirviera la experiencia todos los jugadores serían multimillonarios, pero
sucede que, por distintas circunstancias, lo que en un momento y en unas condiciones
llevó a la subida de un valor, en otro momento, con aparentes circunstancias
similares, sucede todo lo contrario.
En el amor, ni que decir tiene que
los sentimientos cambian y se regeneran tanto como nuestras células, y que los
aciertos y errores cometidos en una relación, indefectiblemente pueden ser
cometidos nuevamente, precisamente porque las circunstancias, ni siquiera
nuestros principios suelen ser los mismos en todo momento. Con el paso del tiempo,
lo único que queda de aquella persona que reconocemos como a nosotros mismos es
el carné de identidad y algunas fotos con cierto parecido. Nada más.
El pobre hombre, o mujer, al que sus
amigos y la sociedad en general solo le otorgan el valor de la experiencia, en
realidad no le están haciendo ningún regalo. Cualquier situación vivida por
esta persona anciana a lo largo de su vida, de repetirse en la actualidad, el
riego de equivocarse es exactamente el mismo que cuando se produjo su momento.
A esta edad, la única experiencia que se tiene es la de los fenómenos físicos,
que por observación —porque los estudios pueden escasear— han quedado grabados
en la mente de alguien y que le concedemos el valor que le corresponde, pero
caemos en el grave error de extrapolar esta natural experiencia física y
confundirla con la prudencia de saber que de nada sirve para el resto de
circunstancias vitales.
Señor Rajoy, si la experiencia
existiera como principio de sabiduría, los recuerdos sobre su capacidad de
mando nos harían votar sin duda en su contra, pero tiene la suerte de que,
precisamente por no existir lo que usted pregona, tiene la oportunidad de hacer
todo lo contrario de lo que ha hecho hasta ahora, y empezar a comportarse con
el respeto que nos merecemos los que tomamos cada instante como único e
irrepetible.
Colau
04/10/2015
Mai tan ben explicat.
ResponderEliminarOn - y - va?