Translate

miércoles, 10 de febrero de 2016

Aprovecha el día de San Valentín



El próximo domingo se celebra San Valentín o, lo que es lo mismo, el día de los enamorados. Cuando aparecen esos términos en cualquier conversación, siquiera en nuestra mente, no manejamos otro axioma de partida que no sea el del carácter eminentemente comercial del día: uno más de tantos. Y es cierto que lo tiene, y mucho, sobre todo en cuanto a implicación mediática. Aunque esto no acarree mayor problema en el caso de que optemos por la prudencia y mantengamos a raya la bulimia consumidora.
No obstante, quiero subrayar otra connotación que puede o podría tener este día, y que, en realidad, es su más genuina razón de ser, lo que nos puede devolver emocionalmente lo que nos ha costado económicamente.
Creo que utilizar una excusa como esta para pasar unas horas con la pareja, ya sea en una cena romántica, en un paseo tranquilo, en una actividad cultural o cualquiera otra actividad que nos permita el sosiego y concentración suficiente para hacer balance, para revisar los sentimientos y ponerlos al descubierto es, de por sí, un privilegio, pero, si además somos capaces de analizar la relación juntos y analizar las desviaciones  respecto de las expectativas que en ella pusimos en el pasado, y comprobar si seguimos compartiendo un objetivo común, al margen de los individuales; y reflexionar sobre si todavía seguimos aspirando a terminar la vida juntos o preferimos otear otros horizontes. Que ya no estamos enamorados, es una obviedad, pero por qué no pensar por un momento si el tiempo compartido es el tiempo mejor invertido y el que más deseamos invertir; por qué no reflexionamos sobre el lugar en que ponemos a nuestra pareja respecto de los demás; por qué no comprobamos, en unas horas, si la interpretación que damos al idioma de nuestra pareja se ajusta a lo que quiere expresar o, solamente, a lo que deseamos oír; y, finalmente, y no menos importante, mirarnos a los ojos y comprobar si allí detrás sigue habiendo alguien, y si lo hay, asegurarnos de que es quien creemos que es y de que ve a quien cree ver, y ambos, vemos a quien queremos ver.
Todo esto es posible en solo unas horas, pero para estar seguros de que no nos engañamos ni engañamos y para vivir en la ética de la confianza, la lealtad, la franqueza y la honestidad, necesitamos ejercitarnos diariamente: solo estos ejercicios pueden convertir una vida prosaica en un bello poema.

Veliz San Valentín, a todas y a todos.  

Colau

P. S. A determinadas personas no les gusta la poesía, pero no por ello deben renunciar a una vida de pareja plena y transparente…, aunque un poco tamizada, para que no pierda un ápice de sorpresa y encanto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario