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martes, 2 de agosto de 2016

HABLAR CORRECTAMENTE



No puedo aguantar más, he de decirlo: estoy harto de oír de boca de profesionales del habla y la escritura, o sea, periodistas e informadores, la absurda redundancia que supone utilizar el vocablo “récord histórico” al referirse a los pasajeros que han pisado cierto aeropuerto en un plazo determinado,  al número de cruceros que han amarrado en un solo día, a los turistas que han llegado en una temporada turística… y toda una cantidad ingente de datos cuantitativos que nunca habían alcanzado una cota tan alta, o tan baja. El resultado máximo o mínimo de cualquier actividad es como el DRAE define “récord”. Dicho de otra manera, es una cota que se alcanza por primera vez, ya sea por lo alto como por lo bajo, por lo tanto, cualquier récord ya lleva implícito su carácter histórico, puesto que cualquier récord es tal por ser la primera vez que se consigue. Eso lleva a la conclusión de que añadir el adjetivo “histórico” al sustantivo “récord”, no es más que una redundancia, y como tal, inútil. Pueden existir diferentes tipos de récord de acuerdo con el universo al que se aplique, y el récord será la cuantificación máxima o mínima que nunca se haya logrado en cualquier actividad. Por eso hablamos de record mundial, europeo, absoluto, de aviones en circulación en un fin de semana por cierto aeropuerto, etc.; pero eso sí, todos los son porque todavía no se han superado, al hacerlo el récord será otro, más cada uno de ellos lo será por comparación con todas las mediciones anteriores, lo que de por sí ya obliga a comparar todos los datos disponibles, es decir del tramo de historia conocida. Pero cuidado, también son históricas todas las mediciones que no han supuesto un récord, porque “histórico” significa “perteneciente o relativo a la historia” y, como no, cualquier acontecimiento, por insignificante que sea, es histórico.
Otro error, peor si me apuran, es el desconocimiento elemental que demuestran en gramática los que se supone que deben saber de ello más que la media de ciudadanos que no ejercer la profesión de periodista. Pues resulta que muchos no saben cómo se denomina correctamente un signo de puntuación. Existe el “punto y seguido”, el “punto y aparte” y el “punto final”, pero nunca ha existido, por mucho que se empeñen la inmensa mayoría de leedores de noticias, el “punto y final”. Llega a ser cargante escuchar día tras día como los locutores ponen “punto y final” a los telediarios. ¿No hay nadie en su redacción que tenga el mínimo de sensibilidad para advertirlos? ¡”Punto y final” no existe! El punto que se utiliza para finalizar un texto y, por extensión metafórica, para terminar cualquier acto se llama “punto final”. Punto final.
Colau
2/8/2016

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