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miércoles, 10 de julio de 2013

Trozos de carne bautizada

Trozos de carne bautizada*.

Miles de seguidores fervientes del führer, gente normal, amantes de su familia, de sus amigos, de su pueblo, dispuestos siempre a darse al prójimo de forma altruista y con estima sincera y desinteresada, toda vez reclutados, no solamente fueron capaces de seguir haciendo gala de sus más piadosas y humanas cualidades, sino que, en sus horas de ejercicio liquidaban judíos, previo martirio, más certero o más desdichado, pero igual de aséptico. Estos hombres eran buena gente, de alma esterilizada y debidamente compartimentada: utilizaban guantes antisépticos para aguantársela mientras orinaban. Resumiendo, eran capaces de compaginar su tranquila, social y humanitaria vida doméstica con las obligaciones laborales que, a buen seguro les resultaban, cuando menos, enojosas obligaciones de catarsis aria, pero obligaciones al fin y al cabo, dada su entrega a la causa, su docilidad gregaria y quizás algún atisbo de honor, palabra que puede les llegara  resbalada de alguna página de la historia del  Sacro Imperio Romano Germánico.
¿¡Qué narices, perdón por la desagradable expresión, tiene que ver ahora el fascismo y sus adláteres en pleno mes de Julio de 2013!? Nada. Nada bueno, quiero decir. Porque la actitud pincelada en las líneas precedentes me traen cierta hediondez que apunta directamente a mi pituitaria roja (sin dobles intenciones, puesto que así se llama), y que emana de las más sórdidas e insustanciales  cámaras  de deshonra en que se han convertido los departamentos de recursos humanos de ciertos bancos y empresas en periodo de reestructuración. Los piltrafas que las acaudillan (buena gente en sus ratos de asueto) son los ejecutores del reich, al mando de otros honestos y entrañables seres humanos, cuya única labor es instilar el miedo para que los empleados huyan despavoridos con las condiciones execrables que les ofrecen, mientras tanto, ellos, salvadores de la crisis institucional y admirables padres de familia, con el corazón asaeteado por las indignas reticencias de los necios empleados, frente a la lección heroica que estos fieles bípedos ofrecen a cambio de  su vida (y de su honor, y de su orgullo, y de su integridad, y de su amor propio, y de su honradez, y de su…póngase aquí cualquier valor humano del que uno puede desprenderse a cambio de una carantoña o un espulgado de cabeza) en pro de la institución y resulta, como nos hacen ver estos iluminados, que lo único que hemos hecho los empleados ha sido llenar de oprobio los centros de trabajo, y merecemos la aniquilación antes de que la ignominia salga de nuestro puesto de trabajo y enoje a los mandados del FROB, a los insustanciales del Banco de España, a los transparentes del Gobierno, a los indelebles de Bruselas, a los invisibles Mercados, a la opulenta y egregia Merkel y un sinfín de reichs que esterilizan la capacidad laboral de los que no damos la talla racial del neoliberalismo radical.
Muchos más podrían darse por aludidos pero no lo harán: la idiotez turba su entendimiento.

Colau

* Del mallorquín “tros de carn batiada”

2 comentarios:

  1. LA IDIOTEZ TURBA EL ENTENDIMIENTO DE ELLOS.
    NO EL NUESTRO.
    A ESTOS FdP (como diría mi hija), NI LOS BUENOS DÍAS. QUE LES DEN!!!
    A PORGAR FUM I VENTAR SES CENDRES.

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  2. Aquest assaig ja s'apropa molt més a la indecent realitat que ens ha tocat viure. El aplaudeixo i subscric, com no podria ser d'altra manera.

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